jueves, 6 de septiembre de 2012

El factor Contador


Siempre señalé en esa cadena de llegadas en alto la subida a Fuente Dé, no por dura, sino por el desgaste que podían llevar los corredores al escalar el puerto cántabro. Ahora bien, nunca me imaginaba que fuera ahí donde se decidiera la carrera. Pensé que Contador lo probaría, pero más cerca de meta, como tenía pensado ayer. Pero intentó lo más arriesgado, un ataque desde 50 kilómetros, que pilló a sus rivales totalmente a contrapié. El puerto de 2ª categoría del Collado de la Hoz ha tenido más relevancia en la general que los puertos de categoría especial de Asturias. Y ahí, en ese puerto de aspecto inofensivo para los corredores de la general, empezó la contrarreloj por parejas tras el ataque del madrileño. Escapada iba la pareja formada por Contador y su compañero en el Saxo Bank Sergio Paulinho. Por detrás, tiraba Losada de Joaquim Rodríguez. A pie de puerto las cosas cambiaron. Paulinho fue sustituido por Paolo Tiralongo, corredor del Astana pero gran amigo de Alberto y al que debía una victoria en el Giro. Por detrás, Valverde soltó a "Purito", que se quedó solo y se fue a la caza de Contador con la gran ayuda de dos buenos gregarios como Intxausti y Quintana. El pinteño acabó soltando al escalador italiano y, ya solo, veía como los Movistar de Valverde le iban cogiendo poco a poco, aunque nunca llegaron a alcanzarle. Pero Joaquim estaba solo con Hernández, gregario de Contador a su rueda sin dar relevo. El agotamiento, más mental que físico, provocó que perdiera más y más tiempo con respecto a sus rivales. Perdió tanto que le quitaron el maillot de líder e incluso Valverde le superó para hacerse con la segunda posición. Pero lo que perdió realmente fue la oportunidad de su vida para hacerse con una Gran Vuelta. Pese a ello, aceptó con una deportividad digna de admirar el valor y la fuerza de Contador, que venció una etapa de estas que permanecerán siempre en la memoria del aficionado.

Ha habido más llegadas en alto consecutivas en la Vuelta que las que hubo en todo el Tour. Quizá el recorrido haya favorecido, pero la ronda española ha ganado a la francesa en espectáculo, y eso que queda el colofón final en la Bola del Mundo. Pero es que en el Tour no había tres corredores tan ambiciosos como los tres españoles que han dominado esta Vuelta: Contador, Valverde y "Purito" Rodríguez. Es más, he de decir que la presencia de Alberto en una carrera significa espectáculo, aun cuando el madrileño no está en su mejor nivel. Lo pudimos ver en el Tour del año pasado, que venció Evans. Alberto no tenía piernas para ganarlo, pero con solo su presencia alteraba la carrera, como en el día del Alp-D'Huez, donde hizo un ataque similar al de Fuente Dé, que no significó, injustamente, una victoria para el madrileño ya que Rolland se la quitó en el último kilómetro. Contador cambia totalmente las carreras con su ambición, y, aunque no le salga siempre bien, logra un impacto enorme sobre el resto de corredores. Es lo que se podría llamar el factor Contador, un factor que puede cambiar completamente las carreras y que siempre asegura espectáculo, aunque los resultados no sean siempre buenos, que hay que decir que la mayor parte de las veces lo son. Y el ver a Froome a 9 minutos en la general y perdiendo cinco minutos ayer es una prueba de que el Tour hubiera sido muy diferente si el madrileño hubiera podido disputarlo y de que esta Vuelta es un espectáculo gracias al factor Contador.

Joaquim Rodríguez ha sido el hombre más fuerte en la montaña de esta Vuelta a España. En circunstancias normales hubiera conseguido llegar de líder a Madrid, pero lo más probable es que sea tercero. Y eso que no hay dos hombres más fuertes que él en la carrera. Como mucho hay uno y todavía no ha conseguido soltarle en la alta montaña. Pero ese que todavía no lo había soltado tiene mucha ambición, y ha aprovechado al máximo el único momento de debilidad que ha tenido en las 17 etapas que llevamos de Vuelta. El diablo de la oreja de Contador olió la sangre e incitó a Alberto a atacar. Ese diablo no era un pinganillo, era la mentalidad ultraofensiva de Alberto, esa que cambia las carreras solo con su presencia, esa que es imprevisible, esa a la que le da igual una zona llana o la alta montaña, esa que le ha hecho ganar tantos títulos, esa que convierte a los más fuertes en débiles, esa que obliga a todos a estar ojo avizor, esa que es espectáculo puro, esa que convierte a Alberto Contador en una leyenda viva del deporte pese a las continuas sospechas de dopaje, esa que he bautizado, con rima incluida, el factor Contador.