lunes, 12 de septiembre de 2011

La Vuelta de los gregarios

Al final hubo sorpresa en la clasificación general de la Vuelta Ciclista a España 2011. Nadie, o casi nadie, situaba a Juanjo Cobo ni tan siquiera en el podio. Es más, parecía la tercera opción de su equipo, el Geox, tras Denis Menchov y Carlos Sastre. Su rol en el principio de la carrera era el de apoyar en la montaña a sus dos jefes de filas. Pero ya en la Covatilla le dieron libertad de movimientos y se vio que andaba mejor que sus compañeros. La crono de Salamanca le permitió entrar entre los 10 mejores de la carrera y luego fue el que mejor pasó el bloque de montañas asturiano con Farrapona y Angliru, en los que además de sacar diferencias a sus rivales consiguió bonificaciones. Y es que estas han sido claves en la carrera. Sin ellas, el Bisonte no hubiera ganado la Vuelta a España. Se ha vuelto a abrir el debate, bonificaciones sí como en la Vuelta, o no como en el Tour. Y es un tema complejo porque puede hacer que cambie totalmente una carrera.

El ciclista cántabro tuvo un rival inesperado, el que iba a ser uno de los gregarios de Wiggins, Chris Froome, la auténtica revelación de esta Vuelta. Hubiera ganado cualquier otra vuelta por etapas porque hizo menos tiempo final que Cobo, pero las bonificaciones acabaron con él. Para mí, el keniata ha sido el ciclista más fuerte, más incluso que el ganador, pero no nos hemos fijado en unos detalles que han sido importantísimos en el desenlace de la carrera y por los que hubiera ganado la Vuelta el corredor del Sky. El primero es el siempre polémico tema de las bonificaciones en contrarreloj. No se le regala tiempo a los tres mejores en la crono, algo que sí se hace en las etapas en línea. Y a mí me parece que o hay bonificaciones en todas y cada una de las etapas o en ninguna. Ahí Froome se hubiera llevado 12 segundos (la diferencia final fue de 13) porque quedó segundo. El otro es el sacrificio que ha tenido que hacer el keniata por Wiggins, por el que se ha visto obligado a descolgarse en algún puerto y a no ir a por Cobo en las etapas asturianas. Además, más de una vez ha tenido que tirar del grupo con el desgaste que ello supone. Todos estos factores han acabado con el inglés, que hubiera sido un digno vencedor, al igual que lo ha sido Juanjo Cobo.

Quizás hubiéramos esperado otros hombres en la disputa final de la carrera, ya que ha habido ciclistas a menor nivel del esperado. Estamos hablando de Van den Broeck y Nibali por parte de los extranjeros y por Purito y Antón en el pelotón nacional. Por lo menos los dos españoles han conseguido triunfos parciales espectaculares como los del catalán en Valdepeñas de Jaén y San Lorenzo del Escorial y el vasco en Bilbao. Pero pese a ello hemos visto emoción hasta el final y auténticos etapones, entre los que quiero destacar el duelo Cobo-Froome de Peña Cabarga, uno de los mejores mano a mano que he visto y que se puede comparar al que protagonizaron Mosquera y Nibali el año pasado en la Bola del Mundo. Y además quiero destacar otros cuatro nombres: dos ciclistas jovencísimos, Sagan,dueño y señor de los sprints con 21 años, y Wouter Poels, un escalador ambicioso y desconocido para todos que ha quedado segundo en finales como el Angliru y Valdepeñas, y también el de dos veteranos de guerra que son una garantía de victorias y de espectáculo, así como consejeros para los más jóvenes de sus equipo. Estoy hablando de David Moncoutie, cuatro veces maillot de la montaña y ganador de cuatro etapas en cuatro años sin ser sprinter, y de Pablo Lastras, vencedor de la etapa de Totana en la que se puso líder y una auténtica garantía de victoria cuando está en una escapada.